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Por un Referendo Constitucional (1)

“Procedente del latín referendum, es la consulta popular referente a una Constitución, una ley, una reforma constitucional o una reforma legal, En todo caso es una consulta sobre un asunto de naturaleza jurídica… Es una forma de sufragio que consiste en el acto por el cual los ciudadanos con derecho a voto a prueban o desaprueban una disposición constitucional o legal” [Rodrigo Borja, Enciclpedia de la Política. Pág, 858]

Instrumento clásico por excelencia de la participación ciudadana y de expresión de democracia directa, el referéndum o referendo, es un procedimiento político excepcional, tiene carácter obligatorio tanto para las autoridades como para la sociedad y, por ende, normativo.  Sometidos como estamos en nuestro país al imperio de una constitución militarista impuesta, URGE que la ciudadanía haga valer su derecho al pleno ejercicio de su poder Ciudadano.

Desterrado -desde 1968- de la vida institucional y como sujeto e instrumento para el pleno ejercicio de la soberanía popular, el Ciudadano panameño no cuenta con los mecanismos de participación ciudadana que le corresponden, para lograr ejercer su poder Ciudadano, contrariamente a los logros alcanzados en la gran mayoría de los países del continente y del mundo.

Las diversas formas dirigidas a instaurar, fortalecer, proteger y promover la democracia participativa, como lo son el plebiscito, el referendo, la consulta popular, las asambleas ciudadanas, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria de mandato (a todos los cargos de elección popular), desafortunadamente están ausentes de nuestra legislación y de la constitución impuesta y aun imperante.

Los factores reales de poder (internos y externos), y su gobierno se valen de “expertos” extranjeros y de arcaicos “asesores” (nacidos de la dictadura militar), así como de “consultores” locales enfermos de oportunismo y protagonismo, para utilizar una cadena de medios de comunicación, de sofismas y falacias, que les sirven para envolver su discurso y propósitos autoritarios, antidemocráticos y antipopulares, para llevar a la opinión pública a creer que es moda el  hecho de ser estúpido, vulgar e inculto. De paso hacen lo imposible, con sus diálogos yoconyo, para evitar a toda costa la participación ciudadana en un proceso constituyente democrático.

Se impone –con urgencia– que multipliquemos los esfuerzos ciudadanos para exigir un referendo constitucional, para que los ciudadanos podamos decidir si queremos o no una nueva constitución a  través un verdadero proceso constituyente.

Sabido es que, sin debate no hay democracia posible porque “el debate es la ruta más segura para conocer la verdad”, sin un proceso constituyente participativo no habrá camino hacia la democracia. Dicho proceso se inicia con la convocatoria a un referendo constitucional, para que seamos los ciudadanos que decidamos y no la garulilla de bajocres que nos han  secuestrado el país para sus exclusivos intereses particulares.

(continuará)

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