Con dicho titular, la decana de los medios escritos de Panamá, difundió en sus glosas las desafortunadas e inaceptables declaraciones, de la recién llegada representante diplomática del gobierno estadounidense en nuestro suelo.
La embajadora de EE.UU. reiteró el interés de su país, de que en Panamá la Asamblea Nacional apruebe el proyecto de ley 625, mejor conocido como Ley de Extinción de Dominio. “Hagan lo que vayan a hacer, pero aprueben este proyecto”, dijo la señora Aponte.
https://www.laestrella.com.pa (La llorona-22-diciembre-2022)
Pero, he aquí que el anteproyecto de ley –puesto que aún no es proyecto al no haber sido aprobado por la Asamblea como tal, en primer debate-, atenta abiertamente contra nuestras garantías fundamentales y es muy peligroso para nuestras libertades, como ha sido debidamente señalado y analizado por un número plural de catedráticos y académicos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá.
Me refiero, entre otros, a las observaciones del Departamento de Derecho Penal y a los escritos y declaraciones de las Doctoras Virginia Arango, Julia Sáez, Aura Emérita Guerra de Villalaz, además de los profesores Oswaldo Fernández, Gilbert Boutin entre otros.
Afirmar que “la persona cumplidora de su deber, respetuosa de la ley y de las normas que regulan su actividad, no tiene motivo para preocuparse por la existencia de organismos que la puedan vigilar, investigar o juzgar” revela una ignorancia inexcusable sobre el valor de las libertades públicas. Aparte de que ya, en los códigos actuales, existen las normas para perseguir todos los delitos, pero la corrupción imperante promueve la Impunidad. El anteproyecto, tal como está, contiene normas que la propia Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos de América, ha impugnado. No debemos cegarnos y permitir, que los nostálgicos del militarismo y los padrinos del Execrable autoritarismo, exterminen nuestras escasas garantías so pretexto de perseguir delitos.
La abierta, lamentable y repudiable injerencia de la señora Mari Carmen Aponte, ordenando prácticamente, que se apruebe ese oprobioso anteproyecto, nos retrotrae a los peores tiempos del régimen militar que gozó del apoyo, respaldo, financiamiento y protección de los diversos gobiernos del país, por ella hoy representando.
Que no se deje llevar por los lacayos y cipayos que la han cercado desde su arribo al país. Que sepa que, aunque no lo crea, hay una legión de panameños con suficiente dignidad y que somos, ante todo, Panameños.
Autor: Miguel Antonio Bernal
Catedrático Universidad de Panamá