Un verdadero Estado democrático de derecho “es el sistema político que menos favorece la corrupción y es el sistema político que mejor lucha contra la corrupción”.
Durante los últimos cinco años de gobierno, los rectores de los Órganos del Estado repitieron hasta la saciedad: “vivimos en un Estado de Derecho”. No cabe duda que pretendían imponernos, como verdad, la apariencia de la realidad, para que olvidásemos,