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Censo y confiabilidad… una opinión

“El requisito esencial para dar información personal es la confianza que merezca el solicitante y la actual administración perdió la escasa credibilidad conferida por la tercera parte de los votos válidos emitidos […]”

El 9 de enero de 2023, llegó el empadronador del Censo; luego de escucharle, le dije: “Disculpe, pero no existen las condiciones para darle información al Estado, y menos sobre salud, que son de competencia privada e incluso, porque el consolidado podría traducir consecuencias indeseables no solo para la nación, sino incluso para la humanidad”.

El requisito esencial para dar información personal es la confianza que merezca el solicitante y la actual administración perdió la escasa credibilidad conferida por la tercera parte de los votos válidos emitidos al unirse al tren de la Ignominia y del fraude sanitario. Con el argumento Falaz de proteger a la población y la complicidad de los medios, sembraron el pánico; lo que les facilitó imponer restricciones de movilización, confinamientos, cuarentenas y cierres de todo tipo, traduciendo graves perjuicios a la salud, la educación y la economía.

A escondidas aprobaron el contrato de suministro de una terapia génica experimental, de comprobada toxicidad, y lo peor, promoviéndola como segura, eficaz y única solución ante la mortal amenaza de “la pandemia”; incluso mediante coacción para que fuera aceptada.

Y en el afán de ocultar sus fechorías, decidieron restringir el acceso a las actas del Consejo de Gabinete, prestándose así a la más cruel e inhumana tarea de causarle daños graves a la ciudadanía, cuya vida y salud tenían el deber de proteger. Lo peor es que, ahora, iniciando el año 2023, insistan en mantener la “estrategia”, como si el propósito fuera completar tan innoble misión, acentuando ahora el interés en los menores de edad.

Dolo es la voluntad maliciosa de engañar a alguien, causar daño o incumplir una obligación contraída; precisamente lo que hicieron. El Gobierno, deliberada e intencionalmente aceptó y ejecutó un plan global infame, criminal y despiadado, cuyo propósito era reducir la población y establecer un Gobierno mundial. Coludirse para causarle daños graves e irreparables a todo un pueblo es un acto antihumano, ruin e imperdonable. Y no caben excusas, como algunos protagonistas y cómplices insisten en proclamar; afirmando que enfrentar “la pandemia” les impidió atender las necesidades apremiantes de la mayoría; desde el inicio debieron saber, porque los estrategas y sus Adláteres dijeron, claramente: “hay que reducir la población mundial; morirán muchos millones, pero los que sobrevivan, vivirán mejor”; “tenemos los medios para imponer el Estado del mundo”.

Un régimen que incumple los deberes propios de su competencia, pierde legitimidad y autoridad; de aquí que al actual Gobierno lo que le falta en credibilidad le sobra en desaprobación. Y como la OMS insiste en perfeccionar las reglas de la tiranía sanitaria mundial, lo racional e impostergable es luchar por construir la unidad, tanto a lo interno como en el contexto internacional, para que todos los pueblos que hemos sufrido las consecuencias, por las iniciativas de mentes perversas, carcomidas por la Codicia y la ambición de poder, sean investigados y acusados por el delito de lesa humanidad.

Ghandi dijo: “Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida o en su propia esclavitud, la desobediencia civil es un derecho imprescriptible de todo Ciudadano”. No es posible que luego de superar, con creces, las atrocidades del holocausto, los protagonistas y sus cómplices, sean favorecidos con amnistía o lo que sería aún peor, cubiertos con el manto de la Impunidad o del olvido.

¿Usted qué opina?

Autor: Leopoldo E. Santamaría
Profesión: Médico

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