A muchos les preocupa la posibilidad de un fraude; pero el riesgo es doble y el más grave casi ni se nota.
Primero, en la democracia representativa, independientemente de que la votación se lleve a cabo con absoluta transparencia, que el escrutinio se efectúe de manera prístina, y aún más, que el vencedor sea íntegro y se proponga servirle a la nación, la estafa será inevitable; porque el poder económico, que controla el poder político, le dirá que, las campañas son publicidad para atrapar incautos; que olvide el programa de gobierno; que la prioridad es la política económica; el servicio puntual de la deuda y los compromisos financieros adquiridos; que las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) le ayudarán de cerca; que el clientelismo y la propaganda sirven y se deben mantener. Con la Constitución, el ordenamiento legal vigente y la fidelidad y obsecuencia del Tribunal Electoral, este fraude, el menor, está garantizado; las elecciones serán un simple cambio de instrumentos. ¿Habrá un “líder joven” del Foro Económico Mundial participando de la farsa electorera?.
Lo segundo está relacionado con la Agenda 2030, que fue aprobada durante la administración 2014-2019; avalada por la actual, 2019-2024 y ratificada como compromiso en la ONU. Este fraude desvirtúa la autonomía del Estado, anula la individual y afecta toda materia incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La OMS, no obstante estar controlada por especuladores financieros, empeñados en reducir la población, a través de “pandemias”, guerras o hambruna, avanza con su estrategia genocida; reformar el Reglamento Sanitario Internacional e imponer el Tratado de “pandemias”, para generalizar el concepto salud a todas las esferas del quehacer humano (producción de alimentos, control del agua, del clima, movilidad social, trabajo-renta, banca-dinero, etc.); declarar las próximas “crisis sanitarias”, disponer todo lo concerniente y, si lo consentimos, asumir control absoluto de toda la población, para “proteger el planeta”. Este fraude supera, con creces, a la minería y “la pandemia”, comprometiendo el futuro de varias generaciones, por tiempo indefinido. Sin embargo, ningún aspirante a reemplazar al instrumento de turno, ha tratado el tema; como si dicha agenda no fuera el plan maestro del Estado Profundo
Sin la iniciativa de las grandes corporaciones financieras, representadas en el Foro Económico Mundial, con la industria farmacéutica a la cabeza, la complicidad de ONU, OMS, CDC, NIH, gobiernos lacayos, la manipulación mediática, la docilidad y codicia de profesionales sanitarios antiéticos y el alto nivel de analfabetismo funcional, jamás habría sido posible, que tan pocos, en tan corto tiempo, causaran tanto daño a la humanidad. Para enfrentar el desafío, con más probabilidades de éxito se requiere integridad, consciencia y unidad. La Constituyente impediría el menor de los fraudes, pero el grande exige desvincularnos tanto de la Agenda 2030, como de su principal instrumento, la OMS y sumarnos a los Estados que habiendo identificado la gran estafa sanitaria y los graves daños sufridos, han decidido formalizar la acusación ante la Corte Penal Internacional, para que rindan cuentas todos los involucrados en el delito de lesa humanidad, que pudiera haber superado ya al holocausto.
¿Usted qué opina?.
Nota: a quienes estén de acuerdo, les agradezco el favor de compartirlo. Gracias.
Autor: Leopoldo E. Santamaría
Profesión: Médico