Próxima a cumplir medio siglo de haber sido impuesta, la constitución militarista, que aún nos rige, se mantiene con sus cuatro colchas de retazos gracias al enfoque parroquial prevaleciente en los que mantienen el monopolio del poder político partidista que mantiene un sistema, más que agotado.
Las cuatro reformas a la constitución impuesta por el militarismo en 1972, a espaldas de la ciudadanía, han logrado por un lado deformar la visión del derecho constitucional, y por otro lado ocultar y tergiversar la relación entre derecho y política, además de utilizar el derecho como obstáculo para los cambios sociales que urgen.
Las diferentes concepciones normativas, existentes hoy, sobre la Constitución y que debemos incorporar a nuestro aprendizaje y enseñanza del constitucionalismo, se encuentran vedadas a la ciudadanía y a los propios profesionales del Derecho, dada la idolatría desarrollada con insistencia, por el establishment, hacia la constitución impuesta.
Uno de los retos que tiene por delante un proceso constituyente en nuestra sociedad, es el hecho de no contar aún con los medios para rescatar el papel protagonista de los ciudadanos en la vida política.
La partidocracia, concebida en nuestro medio como un instrumento de enriquecimiento de sus dirigencias, ha ido desarrollando todo tipo de mecanismos para con la asistencia permanente del Tribunal Electoral impedir que la ciudadanía se empodere y cese de ser espectadora y asuma su rol de actora permanente en todas las instancias de la administración de la cosa pública.
Otro de los retos, es el neopopulismo rampante, el cual intenta eregirse como teoría política para monopolizar su idea de constitucionalismo, eso si, encerrado en la concepción autoritaria del poder. Poder que para ellos solo debe servir para el enriquecimiento personal a través de la corrupción y de la Impunidad, como instrumentos principales de su actuar.
Además de los anteriores, el proceso constituyente en nuestra sociedad, arrastra el hecho de que, para que podamos hacer realidad nuestros anhelos de libertad, justicia y democracia, es necesario que los ciudadanos todos, nos eduquemos cívicamente para conquistar nuestros derechos y nuestras garantías sociales y demás, a través del pleno ejercicio de nuestro poder constituyente.
El cambio es ahora y, por ello, es que nos urge una Constituyente.
Autor: Miguel Antonio Bernal