El Código Electoral ha favorecido esta partidocracia, con tendencia hacia el bipartidismo.
Los ciudadanos panameños ya no nos sentimos representados por los partidos tradicionales, los cuales han dominado la escena política a través de lo que se ha acuñado como ‘partidocracia’.
El Código Electoral ha favorecido esta partidocracia, con tendencia hacia el bipartidismo, de forma tal que las dos grandes coaliciones lideradas por el Partido Revolucionario Democrático (PRD) o Arnulfismo se han alternado el poder en las elecciones de 1989, 1994, 1999 y 2004, y Cambio Democrático (CD)/Arnulfismo en el 2009; o bien ha permitido la irrupción de un tercer alineamiento en torno al CD en el torneo del 2014.
A pesar de que los partidos no son la única vía de expresión o representación ciudadana, como lo son, entre otros, gremios profesionales, sindicatos u ONGs, ellos tienen el monopolio de la participación electoral. La postulación independiente ha sido muy limitada y sólo se permitió a Presidente de la República desde los comicios del 2014, sujeta a múltiples tropiezos y trabas en el proceso de recolección de firmas y en el financiamiento.
Existe una tendencia hacia el autoritarismo a lo interno de los partidos, donde los dueños de los mismos, que son por lo general grandes empresarios, son los que determinan las directrices y los candidatos a los cargos de elección. El financiamiento en base a donaciones privadas sin limitaciones permitió los procesos de corrupción que hoy conocemos.
Las propuestas electorales son pobres de contenido, asentadas en el clientelismo (favores a cambio del voto) y respaldados por una propaganda mediática millonaria. Asimismo, no hay paridad (hombre/mujer) en las nóminas electorales. Ni revocatoria de mandato por parte de los electores, sino por parte de los partidos. Y la reelección indefinida es posible, salvo la del Presidente.
El sistema de asignación de curules favorece a los grandes partidos, existiendo desproporcionalidad entre el número de votos obtenidos por partido político y el número de curules adjudicadas. De esta manera en las últimas elecciones, el CD, PRD y Arnulfismo obtuvieron el 85% de los votos a diputados, pero acapararon el 94% de las curules o diputaciones. Mientras que los partidos Molirena, Partido Popular (PP), independiente y Frente Amplio por la Democrácia (FAD) alcanzaron el 15% de los votos, pero sólo se les asignó el 6% de las curules.
Ni parches electorales o constitucionales ni votar por caras nuevas resuelven esta crisis de representatividad. Hay que abolir la partidocracia y posibilitar nuevos canales de participación ciudadana vía Constituyente.
Autora: Anayansi Turner
Profesión: Catedrática Universidad de Panamá