La necesidad de una nueva Constitución para poder actualizar las estructuras del Estado panameño y las instituciones correspondientes cobra día a día más vigencia.
Ello ha llevado a que, los adversarios tradicionales de la constituyente y los neo-oportunistas de la Plutocracia y de la partidocracia del patio hayan abandonado su solaz para eregirse en los enciclopedistas criollos de la corriente anticonstituyente, que busca llevar las aguas hacia un constitucionalismo más autoritario y al cambio para que nada cambie.
En efecto, lo que temen los susodichos es que en nuestro país se pueda establecer un régimen político con métodos, reglas y procedimientos para integrar nuestra desmembrada sociedad y para establecer controles ciudadanos, elegir gobiernos democráticos y honrados y tomar decisiones colectivas a favor de la comunidad nacional.
Lo que temen hacer los fugitivos de la constituyente y sus paralelos aliados, es que tengamos un régimen político verdaderamente democrático y no policíaco. Que impere la regla de la mayoría de los ciudadanos, que somos quienes debemos tomar las decisiones y hacer valer nuestro poder Ciudadano y no el de los intereses que ellos defienden con la paralela, que es Gatopardismo puro.
Lo que temen los creadores, y hoy promotores, del 314 y la paralela es que la población conozca sus derechos, garantías y responsabilidades, así como beneficiarnos de los progresos alcanzados por la humanidad en el campo constitucional y de las técnicas de libertad y de control Ciudadano.
Lo que temen, los que le piden a los ciudadanos que le firmen un cheque en blanco para ellos entenderse y negociar con los del Tribunal Electoral, es que los ciudadanos, gracias a un proceso constituyente, le desenmascaren su demagogia electorera y alcancemos un verdadero Estado Constitucional Democrático de Derecho.
Lo que temen hacer, los que pretenden engañar con su ‘Fundación Panamá decide’ y su alianza con los plutocrátas de los partidos políticos, es que la participación ciudadana, a través del ejercicio de su poder constituyente y Ciudadano, empodere su sentimiento constitucional y reconquiste sus libertades, su igualdad ante la Ley y el derecho a ser feliz. La paralela no es constituyente por ser excluyente.
Autor: Miguel Antonio Bernal.