Cada vez son más frecuentes los mensajes que expresa el jefe de gobierno, los cuales vienen cargados de autoritarismo, las amenazas e intimidación a la población.
El más reciente fue el mensaje hecho público en una actividad el pasado viernes en el interior de la República, donde el “rofeo” y “la amenaza” en medio de conductas algo groseras han sido la características durante el desarrollo de sus actividades en público.
El detonante fue nada más y nada menos que el mensaje hacía los servidores públicos de la República, que si no se vacunaban contra el COVID-19 los mandaría a sus casa “con licencia sin sueldo”.
Esto desencadeno una serie críticas y de preocupación dentro de los miembros de la sociedad, pues el mensaje del presidente nos puso en perspectiva la foto de cuerpo entero de un individuo que NO ES el mismo quien presidio la Asamblea Nacional en su momento, que no fue el mismo Ministro de Desarrollo Agropecuario, quien renunció al Gobierno del Presidente Martín Torrijos, debido a las diferencias que surgieron sobre unos desacuerdos en medio de la negociación del TLC en aquél entonces. Sino que su mensaje activó las alarmas y las banderas rojas, de la sociedad panameña, y nos recordó, que conductas como estas varias décadas atrás, motivaron la creación de la Cruzada Civilista.
El ser educado, y dirigirse a las personas con respeto no es debilidad ni debe concebirse como ello, sino que es la más simple regla de conducta que nos enseñan en nuestros hogares.
Cada vez son más frecuentes las interrogantes, de si el presidente esta sólo y nadie lo asesora u orienta, o simplemente las personas cercanas aplauden esas conductas equivocadas que lo dibujan como una persona altanera y le da un ligero toquecito a su gestión, enmarcándola en una dictadura.
Los mensajes comunicacionales están ausentes, y los pocos que existen están claramente desorientados, lo que no es apropiado para un gobierno que tiene dos años y meses en el poder.
La redes sociales recogen el sentir de las personas que expresan lo que piensan de cualquier persona y el presidente no se escapa a ello.
Aunque esas actuaciones le dan popularidad y tendencia en las redes al mandatario, estas son “negativas”, lo que incentiva el agotamiento social por ver las actuaciones de quien pilotea el barco del Estado.
Lo que causó asombro, fue que su comentario era una clara violación a los Derechos Humanos de los ciudadanos panameños, por violentar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948 en los artículos 1, 2, 3, y 23 éste último que se refiere al Derecho al Trabajo.
También ha podido ser objeto de violación a la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, suscrita el 19 de octubre de 2005, en su Artículo 6, y la ley 68 del 20 de noviembre de 2003, publicada en la Gaceta Oficial 24,935 del martes 25 de noviembre de 2003, que regula los derechos y obligaciones de los pacientes, en materia de información y de decisión libre e informada, en su Artículo 16.
Alguien debe hacerle entender al Señor Presidente, que lo que hace trasciende nuestras fronteras, un comentario desatinado repercute a nivel internacional, y no se queda en la aldea, poblado, o lugar apartado donde lo haya podido haber dicho.
Como hemos expresado en otros documentos, Panamá, no quiere un Mayoral o un Capataz de la Cosa Pública. Nuestra nación requiere alguien que realmente se preocupe del pueblo y no que pretenda tratarlos como los empleados de su finca.
El éxito de una gestión de gobierno no está lamentablemente donde usted esta buscando señor presidente. Quiere que el pueblo se vacune, infórmele y convénzalos, así mismo como lo hizo para que los panameños pensaran en las pasadas elecciones que usted era el más apto para dirigir el Estado.
Usted se imagina si las elecciones fueran hoy, y usted le habla así al electorado, es muy probable que quizás estaría en otro sitio donde sin duda no sería el solio presidencial.
Autor: Alfonso Fraguela
Abogado y comunicador