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¿Crimen de lesa humanidad?

Urge hacer un alto, reflexionar y debatir el tema, responsablemente

Frente al fracaso irrefutable del gobierno actual, con la profundización de la desigualdad económica y social y con el estado calamitoso de la administración de justicia, salud y educación, no sorprende que los aspectos más sobresalientes de la crisis sean la falta absoluta de credibilidad y la frustración colectiva.

No obstante, lo curioso es que, a pesar de ello, gran parte de la población creyó en las medidas para “controlar la pandemia”, incluyendo las “vacunas”. Como si el gobierno, que miente en todo, en esto hubiera hecho la excepción, diciendo solo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Seis semanas antes de que en China se reportara el primer caso, en la Universidad John Hopkins, Nueva York, se llevó a cabo un ejercicio, para planificar la respuesta de ciertas empresas transnacionales y gobiernos ante una pandemia de coronavirus; patrocinado por el Foro Económico Mundial de Davos y la Fundación de Bill Gates; pero a nadie pareció importarle, ningún medio se ocupó del tema, ni siquiera les llamó la atención “la certeza y el alcance de tal predicción”.

Y como cabía esperar, siguen divulgando la información sanitaria oficial como fiable; cualquier información distinta la catalogan de conspiración y hasta piden investigación. El que, en la etapa previa a diciembre 2019, las muertes asociadas a la gripe estacional, duplicaran a las que, actualmente, sin autopsia, se atribuyen al Covid 19, tampoco ha importado.

Que Big pharma no desarrollara vacunas para el síndrome del Distrés respiratorio de este medio, que causó más muertes, tampoco. Que el gobierno suscribiera un contrato confidencial, con reservas garantizadas a favor del fabricante, para un producto biotecnológico, experimental, inicialmente autorizado, solo para uso de emergencia, sin registro sanitario y de alto riesgo, según afirmara el creador de la metodología utilizada para la elaboración de dicho producto, tampoco ha importado; que el mismo no proteja contra la enfermedad, tampoco cuenta.

Que desconozcan la Ley que regula los derechos y obligaciones de los pacientes en materia de información y de decisión libre e informada, tampoco importa. Que, a pesar de la Alharaca, la variante Omicrón, produzca solo un cuadro gripal leve, tampoco importa. Muchos catalogaron de gran insensatez dudar de las bondades de la ciencia, incluyendo médicos; debiendo saber que el principio fundamental de la ciencia es la duda, no la confianza; realidad incluso advertida por el genial Schulz, en una caricatura que reza: ‘confiar en la ciencia es la declaración más anti-científica de la historia. Cuestionando es como se hace ciencia’.

El pánico bloquea el discernimiento, y como fue bien sembrado, los confabulados lo mantendrán. La inoculación de menores ya está en proceso; el Dr. Malone, que desarrolló la técnica utilizada para fabricar la supuesta vacuna, dice: ‘el análisis de riesgos / beneficios, ni siquiera está cerca’. Como padre y abuelo, mi recomendación es que resista y luche para proteger a sus hijos.

Urge hacer un alto, reflexionar y debatir el tema, responsablemente; reitero: abrir la universidad y hacerlo allí, sería lo racional. Exijamos la publicación del Contrato, antes que se les ocurra imponer el refuerzo indefinido, ‘negociado’ entre la industria farmacéutica y sus cómplices, quienes, si lo advirtiéramos y actuáramos en consecuencia, tendrían que responder por crimen de lesa humanidad; pero ello exige develar la trama del fraude; un verdadero desafío estando la educación en el fondo y la manipulación en la cúspide.

¿Prevalecerá la sensatez?, Usted ¿qué opina?

Autor: Leopoldo E. Santamaría
Profesión: Médico

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