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¿Hacia el oscurantismo?

Hoy día el estado de abandono de la educación no puede ser más deprimente.

Por increíble que parezca, de la biblioteca Dr. Eusebio A. Morales, del Instituto Nacional, ¡solo quedan anaqueles vacíos!; como egresado de la generación diciembre 1965, y beneficiario de ese prodigioso abrevadero, siento pesar, porque además de que estuvo dotada con suficientes ejemplares de los textos reglamentarios, contaba con la mayoría absoluta de las principales obras de referencia del bagaje cultural, humanístico, científico y literario disponible en las mejores bibliotecas de la región; por lo que, el cuerpo docente las recomendaba de lectura complementaria para las cátedras de los tres bachilleratos; era una biblioteca completa, funcional y actualizada.

En aquellos años, además de la Asociación Federada del Instituto Nacional (AFIN), teníamos Club de Ajedrez, el primer Cineclub organizado del país, Club de Fotografía, con laboratorio incluido, Conjunto Folklórico y el Orfeón Ricardo Zozaya. Había un Departamento de Orientación vocacional, a cargo de un Psicólogo y un Departamento de Bienestar Estudiantil, de cuya eficiencia doy fe, porque al resultar damnificado por un incendio, que exigió, cambio temporal del domicilio familiar, me proveyó los útiles completos, incluyendo alimentación en la Cafetería del plantel; lentes graduados y atención médica especializada; la educación era prioridad de Estado; no se humillaba a la familia, exigiendo afiliación a partido político alguno; no había propaganda oficial ni refugia la demagogia.

Hoy día el estado de abandono de la educación no puede ser más deprimente, pero el colmo de la estulticia y la perversidad es ‘la desaparición’ de la biblioteca que lleva el nombre del Eximio patricio, Dr. Eusebio A Morales, quien en el acto de inauguración, dijo: ‘el gobierno aspira a que el Instituto Nacional sea un campo abierto a las ideas grandes, generosas y nobles; a que en su seno reciban los jóvenes un bautismo de tolerancia, para que así puedan surgir de entre ellos los observadores asiduos, los investigadores pacientes y sagaces y los pensadores valerosos y desapasionados’. Objetivos superiores que fueron rebasados; del glorioso Nido de Águilas egresaron hombres y mujeres, con sólidos principios morales, valores cívicos, conciencia social y prestos a contribuir en la construcción de una verdadera nación, la gesta heroica del 9 de enero de 1964 es prueba fehaciente.

Sin embargo, lejos estuvimos de advertir que, décadas después, por degradación moral arribaríamos al calamitoso estado del servicio público; plagado de servidores corruptos, perniciosos y cínicos. Las autoridades deberían rendir cuentas; de nuestra generación denunciamos, públicamente, algunos hechos graves y posteriormente pedimos, formalmente, deslindar responsabilidades. Hechos todos que, salvo opinión mejor fundada, podrían implicar infracción de los deberes de los servidores públicos y delitos contra el patrimonio cultural, rayando en traición a la patria, por atentar contra un interés vital para la Nación. Milán Kundera dijo. ‘el primer paso para liquidar a un pueblo es borrar su memoria. Destruye sus libros, su cultura, su historia…’.

El Estado sumido en la corrupción, la Impunidad y la absoluta inoperancia exige consensuar un nuevo pacto social; la juventud, debe sacudirse el Marasmo y junto a la ciudadanía, luchar por el rescate integral de la nación, comenzando con la administración de justicia, la salud pública y la educación; asumimos el desafío, determinados a superarlo o permitimos que continué el deterioro, que indefectiblemente nos conduciría al oscurantismo… ¿Usted qué opina?

Autor: Leopoldo E. Santamaría
Profesión: Médico

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