Nosotros, Ciudadanos Unidos por la Constituyente, dispuestos siempre a promover la participación ciudadana y a debatir ideas, como elementos básicos para una democracia centrada en el bienestar de la mayoría, mantenemos la campaña de denuncias sobre el progresivo deterioro de la institucionalidad del Estado, como ocurre hoy, cuando faltando menos de la mitad del periodo del actual gobierno, integrado por un equipo carente de consciencia, liderazgo y de rumbo, sumido en la corrupción e inoperancia, sin ningún control ni la menor voluntad de rectificación, se ensombrece el escenario y se advierten indicios de peores e injustificables consecuencias.
Ante tal degradación, los resultados no podrían ser distintos; la mayoría de la población azotada por el desempleo, el alza vertiginosa del combustible y de la canasta básica; lo que explica el creciente descontento y el aumento de las protestas, a nivel nacional.
Aunque no debería sorprendernos la compra–venta de oportunistas disfrazados de dirigentes, porque ambas partes no tienen una pizca de moral y su única finalidad es y será siempre, sacar ventajas, el momento exige serenidad, reflexión y sensatez, para identificar las causas reales y no confundirnos con las apariencias.
El poder económico mantiene y ejerce el poder político, usando toda la estructura institucional creada para tal fin, tales como el árbitro, la partidocracia, que incluye a los “independientes”; aquel se encarga de organizar y controlar las elecciones y los otros, de validar el proceso que permite defraudar a la población, cada cinco años, puesto que solo sirven para reemplazar al Verdugo y a la mayoría absoluta de los cómplices y beneficiarios del modelo que garantiza perpetuar la injusticia y las desigualdades; por ello, todos los gobiernos guardan las apariencias mientras le sirven al amo.
Para el resto de la población están el circo, los discursos vacíos, los subsidios, la propaganda y la manipulación mediática. Los únicos que podrían cifrar esperanzas en las futuras elecciones son los menores de edad que, por vez primera, esperan “elegir”, sin sospechar que solo aportarían votos al más hábil de los mentirosos que se disputan el cargo para repetir la historia.
Por ello reiteramos el llamado a la ciudadanía en general, para unirnos en un haz común de voluntades e iniciar el proceso Constituyente, que nos permita consensuar un nuevo Contrato Social. La Constituyente es la vía racional, pacífica, genuinamente participativa y única capaz de conferir legitimidad al ejercicio del poder público.
FRENTE AL AUTORITARISMO, DESOBEDIENCIA CIVIL.
CONSTITUYENTE O TIRANÍA.
Dado en la Ciudad de Panamá, a el 12 de julio de 2022.