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Traición a la patria? … Una opinión

Mientras escribo estas líneas, en la Asamblea Nacional se debate el Proyecto de Ley 1043, “que aprueba el Contrato de concesión minera, celebrado entre el Estado y la Sociedad Minera Panamá, S.A. presentado por el ministro de Comercio e Industrias, Federico Alfaro Boyd”.  El Artículo 3 de nuestra Constitución Nacional establece que: “el territorio nacional NO podrá ser jamás cedido, traspasado o enajenado, ni temporal ni parcialmente a otros Estados”.

La primera de las garantías fundamentales, consignada en el Articulo 17 de nuestra Constitución, dispone que, “las autoridades están instituidas para proteger en su vida, honra y bienes de los nacionales , donde quiera que se encuentren y de los extranjeros que estén bajo su jurisdicción, asegurar la efectividad de los derechos y deberes individuales y sociales y cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley”.  El  Contrato otorga derechos a una empresa de la cual forman parte otros Estados y les permitiría controlar espacio aéreo, marinas y además, expropiar tierras privadas, incluso fuera de las 12,955.1 hectáreas asignadas para la explotación de cobre y “otros minerales”, entre ellos, oro, plata y rodio, en condiciones contractuales que, a no dudarlo, superarían en abyección, al Tratado Hay-Bunau Varilla.  

Traición es la falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener, mientras que, alta traición es la cometida contra la soberanía o contra el honor, la seguridad y la independencia del Estado. El artículo  425 del Código Penal, reza: “quien ejecute un acto para someter la República, en todo o en parte, a un Estado extranjero, aminorar su independencia o quebrantar su unidad e integridad será sancionado con prisión de quince a veinte años. Cuando la conducta descrita fuera realizada por un servidor público o a través de tratados, convenios o acuerdos celebrados para tales efectos, la pena será de veinte a treinta años”.

Patrick O’Rourke dijo: “Cuando la compra y la venta están controladas por la legislación, lo primero que se compra son los legisladores”. Y Arturo Illia, ex presidente argentino, dijo: “No les tengo miedo a los de afuera que nos quieren comprar, sino a los de adentro que nos quieren vender”. En medio de la asfixiante corrupción e Impunidad, características predominantes de la actual administración, ¿algún panameño digno, medianamente enterado, dudaría de la validez de tales apotegmas

La persistencia del coloniaje pudiera explicar la conducta abusiva y el cinismo de los piratas contemporáneos; solo que los primeros lo hicieron exponiendo la vida. Según se consigna, en testimonio Náhuatl, recogido en el Códice Florentino: los conquistadores “ansiaban el oro como puercos hambrientos”; mientras que los criollos lo procuran, al amparo del aparato gubernamental, pero como se protegen mutuamente, si lo permitimos, entregan el país completo, porque en ellos, la Codicia y la rapacidad no reconocen límites.

Bunau-Varilla, no obstante ser francés, tres días antes de decidirse la ruta de la vía interoceánica, les hizo llegar a los senadores, un sello postal que mostraba el Volcán Momotombo, con un penacho de humo, lo cual, fue determinante en la decisión. Además, Bunau-Varilla redactó un texto proponiendo la neutralidad del Canal; mientras que, en 1977, con la firma del líder octubrino, quedamos bajo el paraguas del Pentágono; aunque a ninguno de los demócratas espurios, que han participado en la administración pública, desde hace 33 años, se le ha ocurrido, siquiera, imaginarse, denunciar la nulidad del presunto Tratado de Neutralidad.

El Artículo 431 del Código Penal reza: “Quien esté encargado por el gobierno de la República para tratar asuntos de Panamá con un gobierno extranjero o con empresa extranjera y traicione su mandato de manera perjudicial para los intereses públicos será sancionado con prisión de dos a seis años”. Según un amplio sector de la actual doctrina penal, la traición involucra la idea de deslealtad, de un quebrantamiento de fe y de confianza e implica el desconocimiento del deber de fidelidad que liga a los nacionales con su país. Sostienen, además, “no se puede entregar sino lo que se tiene, no se puede violar sino aquello que nos ha sido confiado y lo que nos es caro; sólo por ello el nacional puede incurrir en traición.

Con lo actuado hasta aquí, para instaurar el nuevo Enclave colonial, los confabulados ya se ganaron su sitial en la historia; entretanto, Philippe Bunau- Varilla puede descansar en paz, porque, a pesar de no haber nacido en Panamá, propuso la neutralidad; los apátridas criollos lo han reivindicado.

¿Usted qué opina?

Autor: Leopoldo E. Santamaría
Profesión: Médico

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