Terminar una gestión de gobierno de seis años, con un 80% de aprobación, en un país que supera los 136 millones de habitantes, y sobretodo, en un escenario internacional convulsionado e inestable, es un fenómeno estadísticamente raro.
Entre los factores, que pudieran explicarlo, estimo que lo principal es su autoridad moral, que sumado a su capacidad, visión y vocación de servicio, le permitieron dirigir al equipo de gobierno hacia un proyecto de nación, concebido y dirigido a transformar, positivamente, la sociedad. No llegó a robar ni a traficar influencias; su propósito fue rescatar los recursos naturales, principales bienes patrimoniales del Estado y disponerlos al servicio de la mayoría; lo cual, en breve plazo le permitió ganar, en buena lid, la aprobación y el consentimiento del pueblo.
Plenamente consciente de las profundas desigualdades sociales, procuró los correctivos necesarios para recuperar la dignidad ciudadana, fundamento esencial de una Nación independiente, soberana y con recursos suficientes para garantizar el bienestar de todos; con mayores fuentes de trabajo, mejores ingresos y pleno acceso a servicios fundamentales como salud, educación y vivienda. Objetivos sólo posibles cuando priman los principios; no la figuración y menos aún, el oportunismo.
Su entrega apasionada al servicio favorecieron su trabajo a tiempo completo, para que los recursos de todos beneficiaran a la mayoría y no solo a aquellos, que por concentrar el poder económico, históricamente han controlado el poder político, disponiéndolo para provecho exclusivo de esa minoría de parásitos, expoliadores de los recursos públicos, acostumbrados a burlar la voluntad ciudadana para tratar de saciar su voracidad a expensas del sacrificio de sus víctimas, a quienes sistemáticamente engañan con procesos electorales fraudulentos, buenos para reemplazar al corrupto de turno; porque la mayoría absoluta han sido y siguen siendo delincuentes al servicio del capital financiero internacional, instrumentos para usufructuar los principales recursos naturales y el producto del esfuerzo y sacrificio del resto de la población, sobretodo de la clase trabajadora.
Otra de las grandes enseñanzas del Presidente Lòpez Obrador, fue el revelar, ante México y el mundo, la ruindad de los mercenarios de los medios de manipulación social, sirvientes subvencionados por la Oligarquía; todos los cuales vieron frustrados sus intentos por restarle credibilidad a base de infundios; que terminaron por fortalecer la imagen de uno de los más prominentes Estadistas de la era contemporánea, cuyo espectro de influencia rebasó los linderos de su patria; esparciendo, con generosidad, simientes de liberación y transformación; demostrando con ello, que los cambios estructurales son posibles, sin recurrir a la violencia; porque cuando se antepone la moral y los genuinos intereses de la mayoría, en las políticas públicas e iniciativas del gobierno, el resultado es la aprobación de la ciudadanía. México, hoy día, sobresale entre las naciones libres, democráticas y soberanas, incluso más allá de nuestro Continente. Del resto de la América hispana, depende que dejemos de ser lacayos de las mega corporaciones financieras y del complejo industrial militar, propuestos a determinar el destino de la humanidad.
Aprendamos algo del ejemplo. ¡Viva México!.
Autor: Leopoldo E. Santamaría
Profesión: Médico
Una respuesta a «Andrés Manuel López Obrador… humanismo en la política»
Excelente comentario.