La constitución militarista de 1972 es, ante todo, una constitución impuesta por la dictadura militar que administró el país de 1968 a 1989. Ese es su imborrable pecado original que, sus cuatro parches-reformas (1978, 1983, 1993/4, 2004), no han logrado limpiar ni ocultar su carácter antidemocrático, antipopular y antinacional.
Hoy, cuando la Plutocracia cleptocrata, con el auxilio de una Caquicracia político partidista y sus “dirigencias” gatopardistas, se movilizan para intentar engañar –nuevamente- a una población que al desconocer sus derechos ciudadanos, es fácil presa de estos lobos disfrazados de oveja que arropándose en el artículo 314 de la constitución impuesta, buscan mantener secuestrada la democratización del país.
Es por ello que es necesario reafirmar que: el contenido del Artículo 314 de la constitución militarista vigente, es absolutamente contrario a la teoría, la doctrina y la historia del Derecho Constitucional a nivel mundial.
Las élites gobernantes con su mentalidad autoritaria han logrado, a la fecha, amputar el desarrollo democrático de la sociedad panameña e impedir el empoderamiento de los ciudadanos y, así, secuestrar las vías de democratización y constitucionalización de las instituciones, valores y políticas sociales.
La constitución militarista impuesta es una constitución inconstitucional. No puede haber en estos tiempos una constitución resultado de una imposición dado que ese solo hecho, la excluye del mundo de lo constitucional.
No cabe duda que los que hoy buscan imponer una reforma a la constitución impuesta, por medio de un artículo impuesto en la constitución impuesta, no buscan ningún cambio. Buscan, sin modernizar el constitucionalismo autoritario, mediante la demagogia de nuevas imposiciones que eluden el ejercicio del poder constituyente originario que pertenece , exclusivamente a la ciudadanía y no a los partidos políticos por la desconfianza que generan.
Señalaba en la 1ra parte del artículo, que: “El acelerado desgate del sistema político, las crecientes desigualdades sociales, la mala distribución de la riqueza, la ausencia de seguridad ciudadana, el poco me importa con la educación con la salud y el problema habitacional de las grandes mayorías, han aflorado gracias al COVID19, cuyo lado positivo es haber terminado de desnudar la incapacidad y pusilanimidad de la llamada clase gobernante y su partidocracia”.
La utilización del concepto constituyente por parte de los que buscan engañar con la denominada ‘paralela‘, pone en evidencia sus propósitos ocultos de llegar al poder en medio del creciente Desasosiego y desamparo que vive la inmensa y confundida mayoría de la población panameña, que no recuerda un escenario como el actual.
Los mediocres y bajocres -que hoy gobiernan sin resistencia- han encontrado en los fugitivos de la constituyente y en los paralelos del 314, la compañía necesaria para, con la manipulación mediática y la demagogia, lograr quienes le apoyen para estar más acompañados en la gran charca carente de principios y valores, que empezaron a construir desde el 11 de octubre de 1968.
Un proceso constituyente es el que nos puede dar soluciones, respuestas y seguridades. Sin embargo, le huyen porque su miedo a la participación ciudadana los lleva a tenerle pavor a la reacción ciudadana que lleve a la ciudadanía a actuar.
Autor: Miguel Antonio Bernal V.
Catedrático – Universidad de Panamá