La decadencia que viven nuestras universidades públicas, tanto en Panamá como en Chiriquí, ha logrado excluir la academia
La vorágine que nos arrastra como sociedad, como país, como República, como nación y Estado, ha alcanzado impunemente también, a la academia.
La decadencia que viven nuestras universidades públicas, tanto en Panamá como en Chiriquí, ha logrado excluir la academia para imponer las prácticas clientelistas, especialmente con la reelección de sus autoridades, el Maestro de las Juventudes, Don Octavio Méndez Pereira, primer Rector de la Universidad de Panamá, en discurso pronunciado el 25 de febrero de 1946, en el acto de graduación, expresó:
‘La misión de la Universidad – se ha dicho tanto sin poder superar este escollo- ha de ser superior a la de otorgar títulos o patentes de sabiduría: tiene que dar y hacer cultura, capaz de encarnar e interpretar los problemas que plantea la transformación incesante de las ideas y de la vida; capaz , por esto mismo, de dar al traste con el funcionarismo inescrupuloso que paga con puestos a los que abandonan el estudio por la politiquería, que favorece el ascenso a posiciones de importancia o canonjías burocráticas a individuos mediocres y audaces, con postergación del mérito efectivo por el saber, por la virtud y por el patriotismo.’
Hoy por hoy, la reelección, con sus promotores y apadrinadores, tanto en la Universidad de Panamá como en la UNACHI, han logrado reducir dichas universidades a un campo de los peores vicios del clientelismo, la demagogia y el oportunismo. Las ‘torres de marfil egoístas y petulantes’ así como las patentes de corso del antiacademicismo, han retomado fuerza y hoy se enseñorean en ambos claustros y todas sus dependencias.
Los impostores del templo, con su amiguismo y favoritismo están en pleno apogeo. Luego de lograr reimponer la reelección en la Universidad de Panamá, han trasladado su odio a la educación, a la investigación, a la superación a la Universidad de Chiriquí para convertir, como en la capital, dicha Universidad y sus Facultades y Centros Regionales, a ser meros apéndices ilustrados de la partidocracia y sus diputados, imitando todos y cada uno de sus vicios.
Al optar y avalar el reeleccionismo, las autoridades universitarias de la UNACHI y el personal académico, administrativo y estudiantil, que se han plegado al mismo, hace más insoportable el olor a naftalina, que hoy apesta en dicho campus universitario, sus centros y extensiones.
Autor: Miguel Antonio Bernal
Catedrático Universidad de Panamá
Una respuesta a «¿Quo Vadis UNACHI?»
Definitivamente de acuerdo con este análisis del dr. Bernal, las universidades públicas van en decadencia por la penetración de la política partidista y la corrupción del país en el claustro universitario
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