Miguel Antonio Bernal insiste en que el país necesita una constituyente originaria, no una paralela, y que la ciudadanía debe ser protagonista del cambio.
El abogado y constitucionalista Miguel Antonio Bernal, coordinador de la Secretaría para el Proceso Constituyente hacia una Asamblea Constituyente (SEPRESAC), aseguró que Panamá vive atrapado en una “camisa de fuerza” llamada Constitución de 1972. Un texto que, según él, fue impuesto durante la dictadura militar y que, pese a múltiples reformas, mantiene su esencia autoritaria.
Bernal explicó que la primera fase de este proceso, bautizada como “año de alfabetización constitucional” (2025), busca despertar el interés ciudadano a través de charlas, talleres, cabildos y conferencias.
“Sin participación ciudadana, nada va a caminar en Panamá”, remarcó.
Constitución impuesta vs. constituyente originaria
El constitucionalista rechaza la idea de una “constituyente paralela”, introducida en 2004, y la califica como una maniobra para bloquear un verdadero proceso constituyente. “Es una falacia que se le vende a la opinión pública. La paralela no es constituyente; fue diseñada para impedir los cambios de fondo”, denunció.
A su juicio, solo una constituyente originaria garantizaría que la población tenga voz real en la transformación del sistema político y en la actualización de derechos y garantías.
“No es un proyecto del presidente, es de los ciudadanos”
Bernal reconoce que el presidente José Raúl Mulino se ha mostrado favorable a la idea de una Constituyente Originaria, pero aclaró que este no es un proyecto personal del mandatario. “Es una demanda ciudadana que viene desde el fin de la dictadura. Lo que ocurre es que hasta ahora ningún gobierno se atrevió a tocar la Constitución”.
Finalmente, advirtió que mantener el actual texto constitucional “altera el orden público más que cualquier proceso de cambio”, pues excluye la participación ciudadana y perpetúa la concentración del poder.