Los desaciertos de Luís XVI, que garantizaba privilegios a la nobleza y al clero, mientras imponía una pesada carga tributaria al pueblo, víctima del vasallaje, provocaron divisiones entre los factores de poder y fue así como el 9 de julio de 1789, se integró la primera Asamblea Nacional Constituyente, cuyo objetivo era elaborar una nueva Constitución.
A fines del siglo XVII, en Francia imperaba el feudalismo y el despotismo. Las profundas desigualdades existentes favorecieron el respaldo masivo del pueblo, que cinco días más tarde, el 14 de julio, se tomó, por asalto, La Bastilla, hito simbólico, considerado inicio formal de la Revolución francesa, evento histórico de profundo significado, por cuanto al establecimiento de los derechos humanos.