Conforme a realidad y principios, lo racional y procedente es exigir, hasta derogar, por su absoluta nulidad y carácter antijurídico el Tratado de Neutralidad
La actual administración, sumida en la absoluta inoperancia y descrédito, gracias a incompetencia, corrupción e Impunidad; con suprema irresponsabilidad y abyección, menospreciando nuestra historia y ultrajando la dignidad ciudadana, con el pretexto de optimizar la administración del agua para abastecer la población y al Canal, entrega la gestión de este invaluable recurso, al ejército de la nación, que reubicó la perpetuidad en un “segundo Tratado”, y doce años después la usó para escribir una de las páginas más horrendas, sangrientas y vergonzosas de la historia de la humanidad, causando la muerte de un número indeterminado de víctimas, la destrucción de la economía nacional y el sometimiento psicológico, del cual muchos parecieran no haberse percatado; situación que explicaría la excedida Genuflexión, pero jamás justificarla.