Por: Cristian Nieto Guerra – Docente universitario
En Panamá vivimos una contradicción que se ha vuelto insoportable: quienes gobiernan y deciden sobre la vida de millones de ciudadanos disfrutan de privilegios tan alejados de la realidad nacional, que se hace casi imposible que comprendan el día a día del pueblo. Sueldos que superan por decenas al salario mínimo, viáticos ilimitados, jubilaciones de lujo y una red de favores políticos convierten el servicio público en un espacio de privilegio, no de sacrificio ni compromiso con la nación.