Terminaba mi artículo del pasado lunes 17, resaltando que: “La abolición de la Constitución de 1946 por el golpe de estado militar de 1968, abrió el camino para la imposición de los corregimientos como base territorial y política, que serviría desde entonces de sustento al régimen político autoritario instaurado por la dictadura y que hoy, aún predomina.”
Medio siglo de engaños
Durante cinco décadas se le ha impedido al pueblo panameño estructurar, crear, modificar al Estado mediante el establecimiento de una nueva Constitución.
La constitución impuesta por la dictadura militar en 1972, reformada en cuatro ocasiones, cumplirá mañana 11 de octubre, cincuenta años, y continua rigiendo aún. Gracias a ello, somos una sociedad que, viciada por un profundo vacío institucional y alejada del mundo real del constitucionalismo moderno, vive del engaño constitucional.
La candidatura de Miguel Antonio Bernal Villalaz y su elección a este cargo significarían un aliento positivo
La Corte Suprema de Justicia (CSJ) procedió a convocar a todos los aspirantes a ejercer el cargo de Magistrado del Tribunal Electoral (TE), a que presentaran su documentación, para sustituir al actual Magistrado Heriberto Araúz, el cual se encuentra próximo a que se le venza su respectivo período.
Comunicado 2022-08
El actual proceso de descomposición social es integral, creciente, profundo e irrefrenable y domina el escenario nacional, las repercusiones económicas impactan con mayor rigor en los sectores más vulnerables, donde se concentra la mayor parte de la población, en condiciones cada vez más difíciles, sin acceso a servicios esenciales, como salud y educación, bien porque no los hay o porque están colapsados y desabastecidos; zonas donde además el desempleo, el déficit habitacional y la inseguridad propician el hambre, al tiempo que generan violencia y aumento de la criminalidad.
Miedo y Manipulación
No debemos permitir que el miedo y la manipulación acaben con nuestra dignidad
Hoy por hoy, el miedo y la manipulación siembran en muchos sectores de nuestra población una peligrosa desesperanza que debemos combatir sin tregua. Los acontecimientos vividos en nuestro país en el mes de julio, hicieron a muchos perder el miedo al autoritarismo imperante, mientras que, a otros, la manipulación gubernamental en la mesa del mareo y la manipulación mediática por su parte, los hicieron perder el discernimiento y desprenderse de la cruda realidad social.
Sin embargo, es preciso destacar que si alguna conclusión debemos sacar de lo acontecido, más allá de los precios de la gasolina, alimentos y medicamentos, con los que marearon a medio mundo, es que hoy -más que nunca antes-, debemos unir esfuerzos, acciones y reacciones en defensa de la dignidad humana, bastante olvidada en la mesa del mareo. Para todo panameño que se Precie de humano, resulta obligatorio defender principalmente lo más importante: su dignidad.
Seguir desvalorizando con el miedo y la manipulación, como lo viene haciendo la empresa criminal conjunta con la estrecha colaboración de los medios de comunicación y la partidocracia, no nos llevará a buen puerto, y menos aún si nos permitimos creer que los problemas sociales podrán ser resueltos por medio de opciones individuales y no comunitarias y colectivas, siendo la única solución verdadera, un través de un proceso constituyente de plena participación ciudadana.
La crisis que vivimos es una crisis de verdad porque es, ante todo, una crisis constitucional que no admite tantas mentiras como respuesta. Los acontecimientos nos han demostrado que el sistema impuesto por la constitución militarista de 1972, está gravemente enfermo y más vale prevenir antes que sea demasiado tarde y el autoritarismo imperante nos lleve a las playas de un totalitarismo nefasto.
Ante el miedo que buscan inculcar algunos para poder así mantener sus privilegios y prebendas, para seguir excluyendo a los ciudadanos de su necesario y urgente empoderamiento, es obligatorio reaccionar. De igual manera, debemos enfatizar nuestra instrucción y educación para poder repeler la manipulación mediática que cotidianamente se practica.
No podemos seguir viendo, oyendo y callando. Es hora de reaccionar como humanos y defender nuestros derechos y cumplir con nuestro deber Ciudadano de proteger nuestra dignidad ante el miedo y la manipulación.
Autor: Miguel Antonio Bernal V.
Catedrático – Universidad de Panamá
Los acontecimientos vividos por nuestra población desde el primero de Julio de este año, han puesto en evidencia que las condiciones por las que atraviesa nuestro país, en todos los terrenos, hacen impostergable la convocatoria a un Proceso Constituyente.
Hacia un Nueva Constitución
Hace ya más de tres años, el Movimiento Constituyente YA, bajo la permanente dinámica de Don Cristobal Silva (q.e.p.d.), dio a conocer un Documento Conceptual y de Principios para el Debate Ciudadano, bajo el título que hoy reiteramos en este artículo de opinión.
Sin término medio
El problema es la corrupción que ejecutan muchas personas, en todas las instituciones del gobierno y a todos los niveles. Y la única solución verdadera es iniciar un PROCESO CONSTITUYENTE.
La critica situación, a la cual han llevado las diferentes administraciones de gobierno en los últimos 33 años, al Estado panameño, no es más que una situación sabida tanto por el poder político como económico, desde hace muchos años atrás; y que han seguido actuando de manera indiferente e irresponsable ante el abismo al cual nos han conducido y que seguimos cayendo, con un mayor perjuicio de la población, sin tocar aún el fondo de dicho abismo.
¡Viva la impunidad!
Hoy, contentos y felices, los Tutankamon de ayer y de hoy, entonan el himno a la Impunidad y celebran con McCallan 18
Una gravísima crisis recorre todos los estratos de nuestra decadente sociedad. Es por ello que la situación que vivimos, nos exige un esfuerzo de carácter extraordinario a todos los ciudadanos que queremos a nuestra Patria.
No más corrupción
Hoy por hoy, seguimos en una ‘democracia’ que ha sido secuestrada por unos pocos, para unos pocos y en perjuicio de las grandes mayorías
La irrupción ciudadana durante el mes de julio, en el escenario nacional, ha puesto en evidencia cuánto ha permeado la corrupción en nuestra sociedad. Los órganos del Estado panameño, por su parte, han desnudado la ausencia de voluntad de modernización de parte de sus principales factores reales de poder.